Que
quizás lo que me pasa es que ya estoy harta de las despedidas y de no saber ya
más maneras de decir adiós. Harta de coser el rotos de mi corazón y de llenar
mis pensamientos con la palabra 'amor'. Y hacer viajes en carreteras infinitas
para sanar las heridas. Saldar deudas con el pasado que tanto te dice: 'por
favor, quédate un rato más a mi lado'. Pero ya no saber cuál es la fórmula para
dejar de querer tanto. Que tus noches se resuman en insomnio, y cuando no, en
pesadillas. Y tus mañanas en reflexiones sobre como de dura puede llegar a ser
la vida. Me dejé llevar por el viento, por el fuego, el agua, y la tierra. Puse
mis cinco sentidos, y quise tratar de olvidar todo aquello que nunca llegué a
ser. Me arrepentí tanto que ahora sólo quiero no tener que pedir más perdones
por un pasado que intenta ser ya olvidado. Me refugié bajo las sábanas de mi
cama pensando que sería invisible. Pero los latidos de mi corazón me delataron.
Traté de aprender cuál era la forma para dejar de respirar, pero entre tanta tontería,
la única que aprendí fue la de cómo amar. Si buscas entre los rincones seguro
me encontraras agazapada y echa pedazos. Cansada de decirle adiós y con mis
sentimientos que ya se han escapado. Escribí todos mis recuerdos e intenciones
en notas de papel, pero ahora el viento se las llevo. El fuego se encargó de
quemar las restantes. El agua apagó todo lo que el fuego había causado. Y
finalmente, la tierra se encargó de enterrarlo. Y ya no me queda nada de eso
que algunos llaman vida. Un puñado de cristales rotos y de noches vacías. Coleccioné
mis lágrimas en botellitas de cristal, porque ahora lo que todo el mundo tenía
era una sonrisa. Y yo, seguía sin saber cómo encontrar la mía. Traté de dar
pena, pero como vi que no funcionaba, simplemente me refugié en mi soledad,
porque lo otro no me compensaba. Si nadie se preocupaba por mí, era una cosa
que ya no me importaba. Sabía por los cuentos que en la realidad las personas
eran tan crueles como la bruja mala. Aparte a un lado todas las mentiras y me
quedé con las verdades. Pero aquella realidad dolía tanto que no tuve más
remedio que dejarlo todo aparte. Y ahora estoy aca. Sin saber cómo sigue esta
historia, de la cuál ya me perdí. Recomponiendo corazones rotos, y poco a poco,
partes de mí. Volví a coser el roto de mi corazon y a sanar mis heridas. Dejé de esconderme bajo aquel par de
sábanas frías…
No hay comentarios:
Publicar un comentario