Una luz a lo lejos que
te dice que todo pasa demasiado rápido. En tu cabeza todavía pueden verse momentos,
personas... Cuando lees, constantemente aparece una imagen en tu memoria. Una
persona que te inspira un recuerdo. Cuando pasas por una calle, puedes todavía
saborear el beso que le diste aquel día. O cuando tachas un número en
el calendario viene entonces nuestra primera tarde juntos. Y ves
entonces como cambian de sentido las cosas. Que lo que era entonces tan
importante, ahora no lo es tanto. Es curioso como mi cerebro se fija en unos
pocos segundos de mis 15 años de vida. Y no solo eso, los recuerda y los
acciona , para que vengan a mí los momentos en los que peor estoy y en los que
más feliz me encuentro. Podría haber guardado otros instantes, pero
no...solo grabó esos. Que son momentos insignificantes, que son tonterias, pero
se quedan ahí. Y creó que te enseñan... que en la vida lo pequeño se hace
grande. Mientras que lo fácil, lo demasiado bonito o despampanante; al fin
y al cabo ...empalaga. Que yo no quiero una historia perfecta, si no una vida
lo suficientemente buena. Que me vaya regalando momentos que recordar, personas
a quien extrañar y lugares que me sorprendan. Que lo que cuesta vale la pena y
que no por buscar significa que encuentres. Que esos momentos que tu cabeza
graba, llegan cuando menos te lo esperas. Y se quedan en vos, por el resto de tu
vida.
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